martes, 21 de enero de 2020

Los Cosacos Ucranianos I

A lo largo de los siglos XV y XVI, la estepa ucraniana sufrió grandes cambio políticos, económicos y culturales. Por primera vez, desde los tiempos de la Rus’ de Kyiv, los poblados fronterizos dejaron de retroceder hacia los Cárpatos y los pantanos del Prypiat y comenzaron a avanzar al sureste. Estos ucranianos, que constituían una mayoría étnica absoluta en la frontera norte del Mar Negro, se convirtieron en las principales víctimas de la economía de tráfico de esclavos del Imperio Otomán, cuyas leyes islámicas permitían la esclavización de todo no-musulmán.
Se estima que el número de Ucranianos y Rusos llevados a los mercados de esclavos en Crimea (para entones Estado vasallo del Imperio Otomán) durante los siglos XVI y XVII variaban entre 1,5 y 3 millones. Los niños y adolescentes tenían precios mas altos. La mayoría de los hombres trabajaban el campo o en galeras, mientras que las mujeres llevaban a cabo trabajos domésticos. Algunos hombres jóvenes hacían carreras administrativas para el Imperio Otomán, pero la mayoría de ellos eran eunucos. Alguna mujeres eran llevadas a los harem de los sultanes o altos cargos otomanos.
Una joven ucraniana conocida por la historia como Roxolana, llegó a ser la esposa del más poderoso de los sultanes Otomanos, Suleimán el magnífico, que reinó de 1520 a 1566. Su hijo se convirtió en sultán bajo el nombre de Selim II. Bajo el nombre de Hürrem Sultán, Roxolana patrocinó la caridad musulmana e influyó la arquitectura del Imperio Otomán, por ejemplo el Haseki Hürrem Sultán Hamami, unos baños cercanos a Hagia Sophia en Estambul.
Los ataques tártaros y el comercio de esclavos dejó profundas cicatrices en la memoria del pueblo ucraniano. El destino de los esclavos fué la inspiración de numerosas “dumas”, canciones épicas ucranianas que lamentaban el destino de los cautivos, describiendo sus intentos de escapar de la esclavitud y glorificando a los hombres que les salvaban y liberaban.
Estos héroes folklóricos eran conocidos como Cosacos (Kozak). Ellos peleaban contra los tártaros, llevaban a cabo expediciones marítimas contra los otomanos y liberaban esclavos.


Los primeros cosacos eran nómadas y su nombre se lo dieron quienes les temían, los tártaros y otomanos. Les nombraron como “Kozak”, un nombre de origen túrquico, que dependiendo del contexto, puede significar guardia, hombre libre o forajido.
En 1492, el año en que Cristóbal Colón atracó en una isla del Caribe llamándola San Salvador y el Rey Fernando y la Reina Isabel firmaron el decreto para expulsar a los judíos de España, los cosacos hicieron su primera aparición en la arena internacional.
Según una reclamación enviada por el Khan de Crimea al Gran Duque Alexander de Lituania, unos sujetos del ducado de las ciudades de Kyiv y Cherkasy, habían capturado y saqueado una embarcación tártara en el río Dnipró. Entonces, este ordenó a sus oficiales ucranianos (utilizó literalmente la palabra “ucranianos” en su comunicado), que investigaran a los cosacos, ya que podrían ser los responsables del ataque. Posteriormente ordenó ejecutar a los perpetradores y que se entregaran a los representantes del Khan sus pertenencias, que aparentemente incluían la mercancía robada.
El siguiente año, el Khan acusó a los cosacos de Cherkasy de atacar al embajador moscovita. En 1499, se describió a los cosacos en el estuario del Dnipró devastando los alrededores del fuerte tártaro de Ochakiv.
Los oficiales de la frontera lituana trataban por una parte de detener los asaltos de los cosacos, mientras por la otra los usaban para proteger la frontera de los tártaros.
En 1553, el Gran Duque envió al capitán de Cherkasy y Kaniv, el Principe Myjailo Vyshnevetsky, a construir un fuerte después de los rápidos del Dnipró para detener el paso de las expediciones cosacas.
Vyshnevetsky se valió de la ayuda de sus propios cosacos para llevar a cabo la construcción del fuerte. Esto fue interpretado por el Khan de Crimea como un asentamiento cosaco en su contra y al año siguiente envió a su ejército a atacar el reducto de Vyshnevetsky. El Principe Vyshnevetsky se convirtió en el primer Hetman cosaco (título que daba el ejército polaco a sus comandantes superiores) y gran luchador contra los tártaros y otomanos.


LOS COSACOS UCRANIANOS parte 4
La mayoría de los cosacos provenían de los grandes latifundios de magnates y nobles para evitar la servidumbre. La colonización de Ucrania correspondiente a el tramo medio del río Dnipró, era un proyecto común entre los cosacos y los príncipes de Volhynia. En 1559, Kostiantyn Ostrozky señor del palatinato de Kyiv, se adueñó de un amplio territorio a lo largo del río Dnipró. Su jurisdicción se expandía a Kaniv y Cherkasy y sus responsabilidades incluían a los cosacos, quienes a veces facilitaban y otras dificultaban la colonización de la estepa por sus continuos ataques a los tártaros y otomanos. Ostrozky inició los primeros esfuerzos para reclutar a los cosacos en el servicio militar, no tanto para usarlos como fuerza de lucha, sino más bien para alejarlos de las tierras de después de los rápidos del Dnpró y conseguir alguna forma de control sobre estos guerreros.
La Guerra Livonia aumentó la demanda de guerreros en la frontera Lituana con Moskovia y se formaron unidades cosacas en los 1570s, una de ellas de hasta 500 hombres. La reorganización de los cosacos de milicias a unidades militares comandadas por oficiales del ejército, inauguró una nueva era en su historia. Por primera vez se utilizó el término de “Cosaco registrado”. Los cosacos que se unían al servicio militar eran incluidos en este registro, eran exentos de pagar impuestos y no estaban sujetos a la jurisdicción de los oficiales locales. Además recibían un salario.


En 1590, la Dieta de la Comunidad Polaco-Lituana, decretó la creación de una fuerza de 1000 cosacos registrados para proteger las fronteras ucranianas de los tártaros.
Pero los cosacos, que hasta entonces habían estado acosando las dependencias del Imperio Otomán (el Khanato de Crimea y el Principado de Moldavia) y la costa del Mar Negro, ahora destinarían su furia hacia su territorio. Los cosacos se rebelaron, no contra el estado, sino contra sus propios “padrinos”, los príncipes de Volhynia, en particular contra el Principe Janusz Ostrozky (en polaco Ostrogsky) y su padre, Kostiantyn, quienes se apoderaban de sus tierras.
Kryshtof Kosynsky, otro noble víctima de los Ostrozky, se convirtió en caudillo cosaco. Cuando Janusz se apoderó de las tierras de Kosynsky basándose en una concesión real, Kosynsky no perdió tiempo en una queja inútil al Rey, sino que reunió a sus cosacos y atacó el castillo de Bila Tserkva, cuartel general del joven Ostrozky, pero fue derrotado por el ejército privado de cosacos de Ostrozky junto a una fracción de las tropas del Príncipe de Volhynia, Oleksandr Vyshnevetsky.
No era raro ver bandos de cosacos contra cosacos, ya que eran guerreros libres. Los cosacos elegían al comandante que seguirían en determinada batalla, pero una vez acabada la expedición, eran libres de hacerle a un lado o incluso ejecutarle si este actuaba en contra de sus intereses.
Había muchas divisiones entre los propios cosacos, independientemente si estaban o no registrados. Los cosacos registrados eran reclutados de la clase terrateniente, cuyos miembros residían en pueblos y asentamientos entre Kyiv y Cherkasy. Ellos tenían la oportunidad de obtener derechos especiales por su servicio al reino.
Por otra parte estaban los Cosacos Zaporozianos, muchos de ellos campesinos, quienes construyeron una fortificación llamada Sich en una isla después de los rápidos del Dnipró. Ellos estaban fuera de las órdenes reales y causaban la mayoría de problemas a los tártaros de Crimea.


Severyn Nalyvaiko, un conocido comandante de las tropas de Ostrozky, fue el encargado de controlar la revuelta cosaca (donde la mayoría eran campesinos), pero pronto se halló en una complicada alianza con los rebeldes cosacos de Zaporyzhia. Para 1596 ya no estaba a las órdenes de los Ostrozky, sino actuando por su cuenta, liderando una revuelta aún mayor que la iniciada por Kosynsky.
Los principios de los 1599s fueron de malas cosechas, que causaron hambrunas. El hambre llevó a muchos campesinos a marcharse de los campos de los nobles hacia las filas de los cosacos. Esta vez las comitivas reales fueron insuficientes para suprimir la sublevación, así que acudió el ejército real, encabezadas por el ejército polaco. En mayo de 1596, el ejército polaco rodeó un campamento cosaco del margen izquierdo del Dnipró. Los cosacos locales, o viejos, se volvieron contra los “nuevos” y entregaron a Nalyvaiko a los polacos a cambio de amnistía. Ejecutado en Varsovia, Nalyvaiko se convirtió en un mártir para las causas cosaca y ortodoxa a los ojos de los cronistas cosacos y poetas de la era romántica.
En 1553, Erich von Lassota, emisario del Emperador romano Rodolfo II, visitó a los cosacos de Zaporyzhia para pedirles que se unieran en su guerra contra el Imperio Otomán. Tres años más tarde, Alessandro Comuleo, un representante del Papa, llegó allí con una misión similar. Poco se obtuvo de estas misiones, aparte de las cartas de Columeo y el diario de Lassota, que describían el orden democrático en el Sich de Zaporyzhia y nos ayudaron a conocer la historia temprana de los cosacos. Pero los cosacos, ahora conocidos en Viena y Roma, pronto serían reconocidos en lugares lejanos como Paris y Londres, por ser una amenaza mayor contra Moskovia.

Los cosacos ucranianos comenzaron su carrera internacional en los 1550s, sirviendo al Tzar de Moskovia, Iván el Terrible. Por otra parte, más de 10.000 cosacos se unieron al ejército real del Hetman Stanislaw Zolkiewski de Polonia cuando marchó a Moscú en 1610.
En 1618 un ejército de 20.000 cosacos se unió a las tropas polacas en su campaña hacia Moscú y tomaron parte en el cerco a la capital. Los cosacos ayudaron a que la guerra acabara en condiciones favorables para el Reino de Polonia. Uno de sus logros fue transferir a Polonia el territorio de Chernihiv, el cual el Gran Ducado de Lituania había perdido a principios del siglo XVI. A mediados del siglo XVI, Chernihiv se convirtió en parte importante del dominio cosaco. Como de costumbre, los cosacos ayudaban o bloqueaban el avance del Reino de Polonia en el avance de su agenda exterior.
En su guerra con Moskovia, la Comunidad Polaco-Lituana nunca tuvo el apoyo esperado del Imperio Otomán, en parte debido a las continuas expediciones marítimas y ataques de los cosacos al litoral otomano. En 1606, descendieron por el Dnipró y entraron al Mar Negro en sus barcos llamados “gaviotas” (Chaiky), atacando Varna, una de las más fuertes fortalezas otomanas en la costa oeste del Mar Negro. En 1614 saquearon Trabzon en la costa sur occidental y al año siguiente entraron en la bahía de Estambul y atacaron los suburbios, tal y como lo hicieron los vikingos 750 años antes. Los cosacos fueron a robar, vengarse y como cuentan las canciones folklóricas de Ucrania, a liberar a los esclavos. En 1616 atacaron Kaffa, el principal centro de venta de esclavos en la costa de Crimea y liberaron a todos los cautivos.
El Embajador francés en Estambul, Conde Philippe de Harlay of Césy, escribió al Rey Luis XIII en julio de 1620, “cada vez que los cosacos se acercan por el Mar Negro, consiguen un increíble botín a pesar de sus pequeñas fuerzas y tienen una reputación que hace falta golpear con la porra a los soldados turcos para que vayan a pelear contra ellos en las muchas galeras que el gran señor (sultán) envía con gran dificultad”


Continuemos con la historia y la época cosaca en el siglo XVII. En 1620, el Imperio Otoman pasó a través de Moldavia con un ejército de 120.000 hombres, comandados por el propio sultán, en ruta hacia la Comunidad Polaco Lituana. Los otomanos se enfrentaron a un ejército de unos 40.000 hombres allí, la mitad Cosacos ucranianos liderados por Petro Konashevych-Sahaidachny, héroe de la campaña de Kaffa en 1616 y comandante de la marcha a Moscú dos años después. La batalla duró un mes, librándose en la rivera del río Dniester, cerca del fuerte de Jotyn, el cual fue tomado por los otomanos.
La batalla de Jotyn acabó sin una victoria clara para ninguno de los bandos, pero este resultado incierto fue considerado en Varsovia como un triunfo del Reino de Polonia. Los polacos habían detenido al Imperio Otoman en sus fronteras y firmaron un tratado de paz que no conllevaba pérdidas territoriales. Este resultado no hubiese sido posible sin la ayuda de los cosacos. Por primera vez (aunque por poco tiempo), los cosacos gozaron de la simpatía de toda la Comunidad Polaco Lituana (CPL).
Los logros cosacos en Jotyn, permitieron retomar su agenda política y social en la CPL. Su demanda principal era el status de nobleza para sus oficiales, o incluso de todo su ejercito. Según Kasiian Sakovych, profesor de la escuela de la hermandad de Kyiv, los cosacos lucharon por su “Libertad Dorada”, un nombre código para los derechos y libertades disfrutadas por la nobleza de la CPL. “Se esforzaron ardientemente para lograrlo”, escribió Sakovych “aunque no pudiese otorgarse a todos, solo a aquellos que defendieron la patria y su señor. Los caballeros la ganaban por su valor en las guerras: no la compraban con dinero sino con su sangre”. El reconocimiento de los cosacos como caballeros los acercaría a la nobleza.



Hubo alzamientos cosacos en 1625, 1630, 1737 y 1638. No solo luchaban por los derechos y libertades de los cosacos, sino además por mantener la fe ortodoxa en su territorio. Así, consiguieron en 1638 que la CPL reconociera el Hetmanato Cosaco como un estado separado con sus propios derechos y privilegios, no limitados a los períodos de servicio militar, incluyendo el derecho a que sus descendientes heredaran su territorio y condiciones.
Además, las autoridades polacas redujeron el número de cosacos registrados a 6.000 (la mitad de la cuota acordada en 1625) y los colocaron bajo la jurisdicción del Gran Hetman Real, comandante general del ejército polaco. El comisionado cosaco y seis coroneles cosacos eran todos nobles polacos. El más alto rango que un cosaco podía obtener en el ejército, era el de capitán. Los seis regimientos tenían que hacer turnos de servicio como tropas de guarnición en el Sich de Zaporyzhia, donde se encontraba el fuerte rebelde de los cosacos.
Para impedir las expediciones marítimas de los cosacos y mejorar las relaciones con el Imperio Otoman, las autoridades reconstruyeron la fortaleza de Kodak, al comienzo de los rápidos del Dnipró, originalmente construida en 1635 pero luego quemada por los cosacos. El arquitecto enviado para supervisar la reconstrucción fue el ingeniero francés Guillaume Levasseur de Beauplan, quien en 1639 hizo el primer mapa de Ucrania.
Con los cosacos pacificados y acomodados en cierto grado, el Dnipró cerrado a la salida de expediciones al Mar Negro y el Sich de Zaporyzhia bajo control, la CPL entró en una década que se conoció como “la paz dorada”. En esta época hubo extensión de los latifundios y posesiones de los nobles hacia la estepa. La población creció, con nuevos magnates, nuevos campesinos y colonos judíos. Esta fue la calma que precedió a la tormenta.



La alianza cosaca-Ortodoxa comenzó a interesarle realmente a Varsovia en otoño de 1632, cuando el ejército moscovita cruzó la frontera de la CPL en un intento de recapturar Smolensk y otros territorios perdidos. La CPL fue hallada desprevenida, con pocas tropas para defender sus fronteras, casi como en 1620, cuando Sahaidachny salvó al país en la batalla de Jotyn.
La solución de Varsovia a este problema fue llamada Acomodación de la Nación Rutena de Rito Griego. La iglesia ortodoxa reconocería reconocimiento como entidad legal con iguales derechos y privilegios que la iglesia Uniata. El trato, negociado en la Dieta de la Comunidad con representantes de la nobleza ortodoxa y respaldado por el futuro Rey, Wladyslaw IV, logró ciertas metas políticas. A corto plazo, trajo la lealtad ortodoxa a la Comunidad y aseguró la participación de los cosacos en la guerra de Smolensk apoyando las fuerzas de la CPL. Pero este reconocimiento de la Iglesia por las autoridades reales, llevó a una ruptura entre la jerarquía ortodoxa y los cosacos, ya que la iglesia no necesitaba más de la protección de estos para subsistir.
Como pensaron los promotores del pacto, la reaproximación de la Iglesia Ortodoxa a las autoridades reales llevó a un nuevo liderazgo eclesiástico. Para fortalecer la paz con Varsovia, los participantes ortodoxos de la Dieta eligieron a un nuevo metropolita, Pedro Mohyla. Al entrar en Kyiv, Mohyla arrestó a su predecesor, encerrándole en una celda en el Monasterio de las Cuevas. Como ex oficial del ejército polaco y arquimandrita del Monasterio de las Cuevas, el nuevo líder ortodoxo sabía lo que hacía. Mohyla tenía a los cosacos como sus protegidos y ahora contaba con la aprobación real.



Pedro Mohyla no tenía sangre real, pero como hijo de dirigente ortodoxo (hospodar) del Principado de Moldavia, era miembro de la aristocracia de la CPL. Los panegiristas de Mohyla le celebraban como el nuevo líder de la Rus’ de Kyiv.
Mohyla se embarcó en la misión de restaurar todas las iglesias de la era de la Rus’ de Kyiv con mucha seriedad, reconstruyendo algunas de ellas. “Restaurar” a mediados del siglo XVII, tenía un significado un poco distinto al actual. Como lo muestra la fachada de la Catedral de Santa Sofía actualmente, Mohyla y sus arquitectos nunca trataron de volver al modelo bizantino. El nuevo estilo con el que “restauraron” las iglesias, vino de occidente y estaba influenciado por el barroco europeo. La Catedral de Santa Sofía como la conocemos hoy, es un perfecto ejemplo de la mezcla de estilos culturales y tendencias que definían la actividad de Mohyla como Metropolita. Aunque los frescos de Bizancio embellecen su interior, la Catedral tiene una fachada de iglesia barroca.
La occidentalización de la herencia bizantina, y la adaptación de la Iglesia ortodoxa a los retos de la reforma y contra reforma eran los que guiaban las innovaciones eclesiásticas y educativas de Mohyla. Así como en la arquitectura, no solo era el modelo occidental, sino también el católico. Los de la Uniata y los ortodoxos competían tratando de emular la reforma católica sin perder mucho de sus raíces bizantinas. Mientras los de la Uniata podían enviar a sus alumnos a Roma y a universidades jesuitas en Europa central y occidental, los ortodoxos no tenían esa posibilidad. Mohyla cambió esto estableciendo la primera universidad ortodoxa en Kyiv para adaptar el currículum de la universidad jesuita a sus necesidades. La Universidad, creada en 1632 mediante una fusión de la escuela de la hermandad de Kyiv y la escuela del Monasterio de las Cuevas, luego fue conocida como la Academia Mohyla de Kyiv y actualmente es una de las principales universidades de Ucrania.


Mohyla se aseguró de que Kyiv estuviera a la cabeza como centro de publicaciones de las tierras ortodoxas en la CPL y el resto del mundo. Los libros publicados en Kyiv en la década de los 1640s, encontraron lectores en lugares lejanos a Ucrania. Uno de ellos, el “Liturgicom”, fue el primer libro en sistematizar la práctica litúrgica ortodoxa.
Hay que destacar que Kyiv, una ciudad apenas importante para la religión ortodoxa desde la invasión mongol en 1240, tuvo un papel de liderazgo en la Reforma Ortodoxa, no Moscú ni Constantinopla.
Los patriarcas moscovitas se habían aislado no sólo de la cristiandad del oeste, sino también de la del este, creyendo que no había religión tan verdadera como la del tzarato de Moskovia. Constantinopla, bajo control otomán, trato de conducir su reforma bajo el modelo protestante, pero no consiguió ir muy lejos.
En 1638, el Patriarca Cyril Lucaris, quien 9 años antes había publicado la profesión de la fe ortodoxa en latín (Confessio) muy influenciado por la doctrina protestante, fue ahorcado por orden del Sultán, acusándole de instigar un ataque cosaco al Imperio Otomán. En el mismo año, un consejo eclesiástico en Constantinopla, le anatemizó por sus posturas teológicas. Esto hizo que las reformas de Mohyla prevalecieran y tuvieran un profundo impacto en el ámbito ortodoxo por 150 años más.
La Unión de Brest dejo a la sociedad rutena (belarusa y ucraniana) de la CPL en general y de las elites ucranianas en particular, divididas en dos iglesias, lo cual perdura hoy en día.
Esto sería totalmente diferente hoy en día si los cosacos ucranianos no hubiesen rescatado la iglesia ortodoxa ucraniana en su momento.



El levantamiento cosaco de 1648, conocido como “la Gran Revuelta”, fue la séptima gran insurrección desde el final del siglo XVI. La CPL había aplacado a las otras seis, pero ésta era muy grande para suprimirla.
Esta revuelta transformó el mapa político de toda la regional dando origen al Estado Cosaco, que muchos señalan como fundador de la actual Ucrania. Además, se inició una larga etapa donde Rusia se involucraba en asuntos de Ucrania y es ampliamente conocida como el inicio de las relaciones de Rusia y Ucrania como naciones separadas.
La Gran Revuelta comenzó exactamente de la misma forma que el primer levantamiento cosaco, liderado por Kryshtof Kosynsky en 1591, por una disputa territorial entre un magnate y Bogdan Jmelnytsky, un noble oficial cosaco.
Con 53 años, no era probable que liderará una revuelta, habiendo servido en numerosas batallas al Rey y habiendo sido canciller Cosaco después del levantamiento de 1638.
Luego de que un sirviente de un prominente oficial de la CPL le arrebatara el estado de Subotiv, Jmelnytsky reclamó en las cortes, pero no fue avalado. Más que eso, sus poderosos oponentes le llevaron a prisión. El escapó y huyó directamente al Sich de Zhaporyzhia, donde los cosacos rebeldes le dieron la bienvenida como uno más y le nombraron Hetman. Era marzo de 1648. La Paz Dorada había acabado y comenzaba La Gran Revuelta.
Jmelnytsky fue hacia el sur en busca de aliados, a pesar de la política reinante en la estepa, le ofreció al Khan de Crimea unir fuerzas. El Khan, cautelosamente, permitió a sus vasallos, la Horda Noghay del norte de Crimea, unirse en la batalla de los cosacos. A mediados del siglo XVII, la mayoría de los cosacos ya no iban a caballo, sino eran infantería, ya que el mantenimiento de esta caballería era demasiado costosa y solo se lo podían permitir los oficiales nobles. Esta nueva alianza de Jmelnytsky con los tártaros, que peleaban a caballo, lo que solucionaba el tema de la caballería.
En 1648, las fuerzas cosacas y tártaras derrotaron dos ejércitos polacos, uno cerca del río Zhovti Vody (agua amarilla) al norte del Sich de Zaporyzhia y el otro cerca del pueblo de Korsun, en la región central del Dnipró. La clave del éxito cosaco, aparte de la participación de la caballería Noghay (cerca de 4000 jinetes) en ambas batallas, fue la decisión de cambiar de bando de unos 6000 cosacos registrados, abandonando el mando polaco y uniéndose a la revuelta de Jmelnytsky.
El ejército polaco fue completamente barrido, sus dos comandantes en jefe, el Gran Hetman de la Corona y el Hetman de campo, así como cientos de oficiales, acabaron en cautividad tártara.



En junio de 1648, con el ejército polaco derrotado y la CPL en desorden, Bogdan Jmelnytsky se fue a su Chyhyryn natal a descansar y reflexionar. Pero los rebeldes no descansaban.
Se reunieron con los antiguos cosacos registrados en Bila Tserkva, un pueblo al sur de Kyiv y el levantamiento popular comenzó a extenderse por el resto de Ucrania. Inspirados por las victorias cosacas, los campesinos y la gente de los pueblos atacaron las propiedades de los latifundistas, acosaron a sus ejércitos privados en retirada, persiguieron a los curas católicos, pero quien llevó la peor parte, fueron los judíos de Ucrania.
Jmelnytsky mencionaba a los judíos como el cuarto escalón de los enemigos de los cosacos, pero para los rebeldes del banco derecho (el oeste Del Río Dnipró), los judíos eran su blanco prioritario en el levantamiento de 1648.
La religión era esencial para la identidad social. El cronista judío más conocido de estas masacres, Nathan Hannover, llamaba a los atacantes “griegos”, refieriéndose a la religión ortodoxa, no a la nacionalidad. Algunos rebeldes se sentían en la obligación de convertir a estos hombres judíos al cristianismo para salvarles de la masacre. Algunos de ellos se unieron a las filas cosacas, mientras otros volvieron al judaísmo una vez que el peligro había pasado.
Jmelnytsky y su ejército comenzó a moverse hacia el oeste del Dnipró en otoño de 1648. Acabaron con la vida de cientos de nobles polacos, judíos, uniatas y sacerdotes católicos hasta Kamianets en Podilia y Lviv en Galitzia. Muchos uniatas huyeron al oeste o se convirtieron a ortodoxos.



En enero y febrero de 1649, en el pueblo de Pereiaslav, al sureste de Kyiv, Jmelnytsky se proclamó como el único jefe de la Rus’ y amenazó a los polacos con echarles hasta más allá del río Vistula.
Jmelnytsky se veía como el heredero del reino de Rus’ de Kyiv. Así entro triunfalmente en Kyiv en diciembre de 1648. El metropolita de Kyiv felicitó al Hetman, así como el patriarca de Jerusalén, quien se refirió a Jmelnytsky como un principe y le dio su bendición para la guerra contra los polacos.
El Hetman cosaco había tomado el liderazgo de toda la nación, ya su lucha no se limitaba a los derechos de los cosacos. La forma de asegurar los desechos de la nación de Rus’ era crear un principado o un Estado.
Las fronteras de este Estado, deberían disputarse en batallas, la
mas crucial fue la del verano de 1649 cerca del pueblo de Zboriv, en Volhynia. Allí las fuerzas de Jmelnytsky, asistidas por los tártaros de Crimea bajo el Khan Islam III Giray, atacaron al ejército del nuevo Rey polaco Juan II Casimir.
Los cosacos obtuvieron la victoria, forzando a los oficiales polacos a firmar un acuerdo dando el reconocimiento real a la independencia del Estado Cosaco dentro de la CPL.
Además el Rey accedió a registrar a 40.000 cosacos y les dió el derecho a gobernar en los tres palatinatos del este de la CPL, que eran Kyiv, Bratslav y Chernihiv, que constituyeron el territorio del nuevo Estado Cosaco, conocido en la Historia como Hetmanato.
Como el Hetmanato se ubicaba en el lugar marcado por los cartógrafos polacos y franceses en décadas anteriores como “Ucrania”, pronto el Hetmanato se conocería con este nombre.


La cabeza del nuevo Estado Cosaco, así como si comandante militar, era el Hetman. Gobernaba con la ayuda de sus generales, que incluían un canciller, un comandante de artillería, un juez general y otros oficiales.
La democracia militar de los primeros tiempos de los cosacos, que había sido de vital importancia en los primeros tiempos de la revuelta, había quedado en el pasado.
Los Consejos Generales en los que cada cosaco tenía derecho a tomar parte, pasó a ser un Consejo de Coroneles y alto mando que decidían en los temas de importancia.
A raíz de la revuelta contra los latifundios, que destruyó su sistema económico y se deshizo de sus actores principales, incluyendo a los judíos, los campesinos se declararon cosacos y se rehusaron a trabajar el campo para la nobleza.
El viejo sistema administrativo de la CPL estaba teóricamente igual, con el palatinato ortodoxo de Kyiv a cargo de un noble leal al Rey, pero gobernaba el Hetman cosaco sin siquiera informar al Rey de sus acciones.
Se dividió el territorio del Hetmanato en “regimientos”, con un Coronel a cargo del cuerpo administrativo, fiscal y judicial de cada regimiento, pero ante todo de su organización militar. Los 20 regimientos estaba obligado a tener cosacos listos para la batalla.
La alianza con los tártaros de Crimea hizo posible las victorias de los cosacos los dos primeros años de la revuelta. Esta alianza trajo a Jmelnytsky a relacionarse con el Imperio Otoman, que tenía dependencias en la costa norte Del Mar Negro.
Estas dependencias incluían Crimea, Moldavia y Walakia (actual Rumania) e hicieron que las relaciones de Jmelnytsky con Estambul se mantuvieran activas sin ceder autonomía de su Estado Cosaco.
En el verano de 1651, en una batalla cerca del pueblo de Berestechko, en Volhynia, los tártaros desertaron en medio de la batalla, permitiendo que se rodeara y se aniquilara al núcleo del ejército cosaco. Hasta aquí se mantuvo la alianza con los tártaros.
El Estado Cosaco necesitaba nuevos aliados. Jmelnytsky se enfocó en el Principado de Moldavia, que a pesar de ser un estado vasallo de los otomanos, se mantenían también en balance con Varsovia.
En 1650, el Hetman Cosaco forzó a Moldavia a una alianza enviando el ejército cosaco e imponiéndose al monarca moldavo, Vasile Lupu, a prometer a su hija Roxanda al hijo de Jmelnytsky, Tymish.
En 1652, Jmelnytsky envió nuevamente a sus cosacos “negociadores” a Moldavia. En el camino, vencieron a un gran ejército polaco en la batalla de Batih y luego se celebró la boda que colocó a Jmelnytsky en la élite internacional.


Jmelnytsky tuvo que buscar nuevos aliados contra el ejército polaco. La alianza con Moldavia acabó por una tragedia personal para Jmelnytsky. En septiembre de 1653, Tymish, su hijo mayor, de 21 años, fue asesinado mientras defendía la fortaleza de Suceava (actualmente en Rumania) contra las fuerzas unidas de Walakia y Transilvania, cuyos líderes estaban descontentos con la alianza de Jmelnytsky y Lupu.
El punto de inflexión en la internacionalización de la revuelta de Jmelnytsky ocurrió el 8 de enero de 1654, en el pueblo de Pereiaslav. Ese día, Bogdan Jmelnytsky y un grupo de cosacos, juraron lealtad al Zar Aleksei Romanov de Moskovia.
No significaba una unión de Ucrania y Moskovia ni la reunión de dos pueblos “fraternales” como han sugerido los historiadores soviéticos. En registros antiguos de la embajada de Moskovia está la declaración de Jmelnytsky donde el Hetman apela a la solidaridad entre reinos ortodoxos.
Se necesitaron intérpretes para el entendimiento entre ambas partes y las cartas de Jmelnytsky están en archivos rusos junto a la traducción de los intérpretes.
Cuatro siglos de existencia en diferentes condiciones políticas, bajo el mando de distintos estados, había marcado las diferencias lingüísticas y culturales que dividirían a las futuras Belarus y Ucrania de Rusia.

Un representante de Moskovia, Vasilii Buturlin, acudió a la reunión en Pereiaslav en lugar del Zar, lo que no agradó demasiado a Jmelnytsky, pero este realizó el juramento de forma unilateral, ya que tenía prisa por contar con las tropas moscovitas en batalla.
Los cosacos tomaron el acuerdo de Pereiaslav como un contrato con obligaciones de ambas partes. Ellos prometían lealtad y servicio militar a cambio de la protección ofrecida por Moskovia. Sin embargo, la cancillería moscovita se lo tomó como una adición su patrimonio de las ciudades de Kyiv, Chernihiv y Pereiaslav.
Independientemente de los detalles legales e ideológicos del tratado, el Zar cumplió con la promesa de Buturlin y le dio a los cosacos lo que el Rey polaco nunca dio: el reconocimiento del Estado Cosaco, el registro de 60.000 cosacos y el status especial del Hetmanato.
En primer lugar, el acuerdo sentó las bases de una alianza militar. No estableció fronteras al oeste del Hetmanato. Sus fronteras alcanzarían hasta donde sus sables pudieran llegar.
Los ejércitos moscovitas y cosacos atacaron por sus frentes separados a la CPL: los cosacos, asistidos por tropas moscovitas, llevaron la ofensiva en Ucrania, con sus fronteras con Polonia; las tropas moscovitas lanzaron una ofensiva cerca de Smolensk y siguieron al oeste a través de Belarus y luego en Lituania, al norte de Lublin en la frontera del Gran Ducado y el Reino.
En el verano de 1655, la contraofensiva de la CPL colapsó. Los cosacos volvieron a tomar Lviv y las tropas moscovitas entraron en Vilnius, la capital del Gran Ducado. Era el comienzo de la era conocida en la historia de Polonia como “el diluvio”.
En el otoño de 1656, diplomáticos moscovitas hicieron un acuerdo con la CPL en Vilnius, que puso fin a las hostilidades polaco-moscovitas. Jmelnytsky y sus oficiales estaban enfurecidos por habérseles negado el acceso a las negociaciones. Moskovia había roto el acuerdo de Pereiaslav.
Bogdan Jmelnytsky, ignoró el trato polaco-moscovita y envío su ejército a apoyar a un aliado de Suecia, el monarca protestante de Transilvania, a pelear contra los polacos. Los suecos, al igual que Jmelnytsky, querían destruir la CPL.
Se comenzó a negociar un acuerdo entre Ucrania y Suecia que pondría fin a la CPL y garantizaría la supervivencia del Estado Cosaco, que había cobrado más fuerza por la traición del Zar a Ucrania. Jmelnytsky no vería la conclusión de esta nueva alianza internacional, ya que falleció en agosto de 1657.




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